jueves, 2 de junio de 2016

El sueño de los bebés (Una conferencia de Carlos González)

El pasado domingo tuve la suerte de poder asistir a una conferencia del pediatra y escritor Carlos González sobre el sueño de los bebés.

Conocí los libros de Carlos gracias a la recomendación de una compañera de trabajo, que me sugirió que leyera "Un regalo para toda la vida" que trata sobre la lactancia materna. Aunque la conferencia trataba sobre el sueño y de momento no tenemos problemas en ese aspecto, me apetecía muchísimo verle y escucharle en persona y aprender todo lo que tuviera que explicarnos. Me gustó mucho que firmara libros antes de empezar, yo, torpe de mí, me dejé el mío en casa. Otra vez será!

Lo que más me gustó de la conferencia es que el doctor no te dice lo que tienes que hacer, te da opciones y te razona con pruebas lo que es más coherente, y siempre te deja la puerta abierta a que elijas lo que más se adapta a tu situación, porque como bien estoy aprendiendo, lo que le sirve a un niño no tiene por qué servirle a otro. Mostró numerosos estudios sobre los beneficios del colecho y explicó muy bien cómo hacer un colecho seguro con bebés recién nacidos. Pronto escribiré un post sobre este tema.

Me fui satisfecha porque parece que estamos yendo por el buen camino. Claro que Alejandro todavía es muy pequeño y seguramente estas noches "casi perfectas" lleguen algún día a su fin. Llamo "casi perfectas" a dormir tres horas seguidas entre toma y toma, darle el pecho tumbada y que él esté casi dormido y yo más dormida aún, poder pasarlo a la cuna casi siempre después de la toma y que me aguante dormido hasta las siete u ocho de la mañana que es cuando se espabila y quiere un poco de juego.

Los ciclos de sueño de un bebé son muy cortos y basta cualquier pequeño contratiempo como un poco de fiebre o gases para que se rompa la armonía y el pequeño no duerma como debe dormir. Y cuando digo "como debe dormir" no me refiero a siete horas del tirón, porque eso es casi imposible sin "drogarlo" con un bibi de cereales. Me refiero a un sueño profundo entre toma y toma que le haga descansar.

Claro, que tenerlo cerca y poder consolarlo antes de que empiece casi a llorar ayuda mucho a que el pequeño se sienta seguro y "sepa" que no está solo. Es lógico pensar que si el niño duerme en otra habitación hasta que no llora no nos despierta y es mucho más difícil calmarlo, ya que normalmente tarda bastante en empezar a llorar tras haberse despertado. Como ya conté en el anterior post sobre cómo consigo yo que no se desvele por la noche, hay veces que con un sólo ruido que hace, dormido incluso, me despierte y piense que se ha despertado y me necesita.

Otra de las cosas importantes que se me quedaron grabadas de la conferencia fue el momento en el que Carlos dijo que el colecho sobre todo es beneficioso para el descanso de la madre, más que para el descanso del niño. Con esto quiere decir, que si nos acostumbramos por ejemplo, a darle el pecho tumbadas, el niño mama mientras tú puedes descansar e incluso, puedes llegar a quedarte dormida. Y si el niño se queda despierto no pasa nada, porque él puede dormir en cualquier momento del día, mientras que tú necesitas estar descansada cuando llega la mañana, ya sea para ir a trabajar o para seguir atendiéndolo. Hizo mucho hincapié en que no hace falta "dormir al niño" porque el niño puede aprender a dormirse solo cerca del pecho de su madre, incluso mamando.

Al final de la conferencia hubo tiempo para que algunas personas que asistían pudieran preguntarle algunas dudas, y me resultó interesante que diera su opinión sobre el porteo, las "gotitas" para dormir que algunos pediatras recomiendan a algunos padres, o los "terrores nocturnos" que atacan a algunos bebés a partir de los ocho o nueve meses.

En resumen, puedo decir que saqué bastantes cosas en claro, que afiancé mi postura sobre colecho y apego seguro, y creo que no lo estoy haciendo mal del todo, al menos, de momento.


viernes, 6 de mayo de 2016

¿Cómo consigo que no se desvele a media noche?

Cada niño es un mundo, eso está clarísimo. Pero aparte del colecho, tengo algunos trucos para que Alejandro duerma casi toda la noche del tirón. Y para mí, del tirón significa que se despierte dos o tres veces a lo largo de la noche, mame y se vuelva a dormir. O incluso que mame medio dormido.

1. No dejarlo llorar. Nunca, pero de noche, menos aún. En cuanto me doy cuenta de que se está despertando, lo paso a la cama y le ofrezco el pecho. Es verdad que muchas veces hace ruidos y lo cojo y está tan dormido que ni mama ni nada, pero prefiero eso a dejarlo que se despierte y abra los ojos de par en par y se ponga a mirar el armario, o el cabecero, o la lámpara, (cosa que le encanta, aunque casi no se vea nada en la oscuridad) y luego me cueste un mundo que se vuelva a dormir.

2. No incorporarlo. Cuando se despierta lo paso de la cuna a la cama intentando moverlo lo menos posible. Eso es fácil gracias a la cuna de colecho, por supuesto. La primeras noches, ay, tenía un sillón en la habitación y me levantaba con él a darle el pecho. El niño mamaba, sí, pero a mí me costaba la misma vida mantenerme despierta y él se espabilaba y había que volverlo a dormir. Así que las tomas duraban una hora y media, aproximadamente.

3. No encender la luz. El móvil es mi aliado en estos casos, aunque las primeras noches dejaba encendida la luz del pasillo, me di cuenta de que no era necesario. Así puedo ver si coge bien el pecho sin que abra los ojos siquiera.

4. No cambiar el pañal a no ser que sea absolutamente necesario. Lógicamente, si se hace caca hay que cambiarlo, pero si no, procura no menearlo para que no se espabile. Yo lo que hago es cambiarlo antes de acostarme, sobre las doce o doce y media y aprovecho para ofrecerle el pecho, suele mamar tranquilo y casi dormido y de ahí, a la cuna. Le pongo un pañal de una talla más para que aguante toda la noche sin mojarse. Y en la primera toma de la mañana lo vuelvo a cambiar. Eso suele ser entre las siete y las ocho.

5. Darle el pecho tumbada. Desde los primeros días lo acostumbré a mamar tumbado a mi lado. Eso nos proporciona descanso a ambos. Aunque tenga que estar despierta porque aún no es capaz de coger bien el pecho solo cuando estamos tumbados y lo suelta a veces, el hecho de no tener que incorporarme y cogerlo en brazos hace que él esté casi dormido mientras mama.

Por supuesto, tengo que decir que, de momento, es un niño bastante dormilón. Pero quiero pensar que aparte de eso, el colecho ayuda a que las noches sean tranquilas. No me quiero imaginar cómo sería que se despertara y tener que levantarme a cogerlo de la cuna cada vez que lo hiciera. Con el consiguiente meneo y cabreo por mi parte, que también soy muy dormilona. Supongo que si yo estoy tranquila eso es lo que le transmito a él.

¿Y vosotras? ¿Algún truco que queráis compartir?

martes, 3 de mayo de 2016

Lactancia materna (I): Lo que casi nadie te cuenta.

Desde antes de quedarme embarazada tenía clarísimo que le daría el pecho a mi futuro bebé. No voy a entrar en detalles de los beneficios que conlleva la lactancia materna con respecto a la lactancia artificial porque eso lo dejaré para otro post.

Como buena madre primeriza, me dediqué a informarme y leer todo lo que iba cayendo en mis manos sobre el tema, sobre todo por la red. Una amiga me recomendó el libro de Carlos González "Un regalo para toda la vida" y me encantó. Amigas y conocidas apoyaban mi decisión de dar el pecho, y hasta ahí, todo bien.

Pero de todas las personas con las que hablé sobre lactancia, sólo una, recién mamá, me advirtió: "La lactancia materna no es sólo lo que te cuentan". Como quedaba poco para que fuera mamá supongo que no quiso agobiarme contándome su experiencia reciente, pero sí que me encendió la luz de alarma sobre que no todo era un camino de rosas.

Siempre había escuchado cosas como "Yo es que no tenía leche" "A mí no me subió" "Mi leche estaba aguada" pero después de leer el libro de Carlos González pensaba que todo eso era falta de información sobre la lactancia o pocas ganas de dar el pecho. Incluso en el libro, apartados como el de las grietas en el pezón, o problemas de cogida del niño al pecho me parecían cosas que le pasaban a una madre entre un millón.

Entonces, llegó el día en el que Alejandro nació. En otra ocasión os hablaré más detenidamente de mi parto, pero para resumir os diré que fue por cesárea y que no fue posible que estuviera con el niño hasta pasadas las dos horas desde su nacimiento. Mi marido se encargó de tenerlo piel con piel hasta que yo subí a la habitación, pero en aquel momento estaba ya tan dormido que no hubo manera de ponerlo al pecho.

Alejandro nació en la semana 39 de gestación, y fue un parto inducido porque sufrí de diabetes gestacional y el niño venía bastante grande, (pesó 3960 gr). Eso, sumado a la anestesia hizo que el niño estuviera adormilado bastantes horas.

Como no se agarraba al pecho de ninguna manera me trajeron el típico botecito de leche artificial con su tetina correspondiente. Yo llevaba un cuentagotas y una jeringuilla porque ya sabía que la tetina sería contraproducente en el caso de que el niño no cogiera el pecho a la primera. Del chupete ni hablemos (pero hablaremos). Tenía tres en el cajón de casa y no llevé ninguno al hospital.

Me advirtieron que el niño debía comer porque debido a la diabetes podría sufrir una hipoglucemia. Así que lo alimenté con la leche artificial durante dos días, sin dejar de ponérmelo al pecho cada vez que le daba con la jeringuilla su dosis de leche, pero el niño no se agarraba, estaba adormilado siempre. Empecé a preocuparme de verdad y le sugerí a la enfermera estimular la subida de la leche con un sacaleches, y me dijo que podía ser buena idea y me animó a ello.

Así que eso hice, durante día y medio cada tres horas me ponía el sacaleches en los dos pechos, cinco minutos en cada pecho, para estimular la subida. No salía ni gota. Alejandro nació un viernes por la tarde, el sábado por la noche empecé a estimular el pecho con el sacaleches, y hasta el lunes por la mañana no saqué ni una gota de calostro. Y seguido del calostro, llegó la leche.

Una vez que la leche subió, respiré pensando que el problema estaba solucionado, ya que pensaba que el niño no mamaba porque no salía nada. Nos dieron el alta y nos fuimos a casa, y no usé el sacaleches en todo el día temiendo "gastar la leche" y que el niño cuando por fin cogiera el pecho no tuviera qué tomar. ERROR: La leche no se gasta, y lo único que conseguí fue ingurgitar el pecho, porque el niño no lo cogió hasta el lunes por la noche.

Y a partir de aquí comenzó la "pequeña pesadilla de la lactancia". Es un proceso que yo denominaría "La pescadilla que se muerde la cola". El pecho está lleno, el niño no mama, el pecho se ingurgita, es decir, se llena tanto que hace difícil que el niño pueda abrir la boca lo suficiente como para coger bien el pezón y parte de la areola, así que cuando consigue coger el pezón, lo coge mal y te hace daño. Como eres primeriza, y estás emocionada porque el niño por fin ha cogido el pecho, no corrijes eso, y aguantas, y el niño sigue mamando mal y tú sufriendo hasta que salen grietas en los pezones y duele más todavía.

A los dos días yo lloraba cada vez que el niño tenía que comer. dolía tanto que tuve que quitármelo del pecho una noche y darle leche artificial para calmarle el hambre mientras me sacaba leche durante toda la noche con el sacaleches para poder alimentarle con jeringuilla, y conseguí que durmiera poniéndole el chupete para calmarlo. Llegué a plantearme darle biberón con mi leche si era necesario, cualquier cosa menos pasar ese dolor horrible que pasaba cuando mi niño se agarraba a mi pecho para comer.

Menos mal que no quería rendirme. Menos mal que lo tenía clarísimo. Menos mal que no dejé que las hormonas se adueñaran de mi cabeza.

Al día siguiente llamé a una doula que se ofreció a venir a casa a ver cómo amamantaba a Alejandro y a darme algunos consejos.

Y ella me enseñó. Que no se trata de meterle el pecho en la boca al niño para que mame, sino de ofrecérselo para que él lo tome si quiere. Que en vez de inclinarnos sobre el niño es mucho mejor que sea el niño el que esté sobre nosotras, un poco recostadas y él encima. Que debemos confiar en el niño más que en nosotras mismas. Su instinto hará que coja el pecho como debe, y si no lo hiciera, podemos corregirlo introduciendo la yema de nuestro meñique en la comisura del labio para deshacer el vacío que se produce en la succión y retirando el pezón suavemente de la boca. Y que la lactancia es un proceso de aprendizaje en el que hay dos personas que trabajan juntas, el niño, y nosotras. Y que el proceso es largo, casi siempre, pero merece la pena. Y antes de que se me olvide: El chupete volvió al cajón.

Aún así, con todos los consejos, y los trucos, tuve que usar pezoneras durante casi dos semanas y el Purelán se convirtió en mi mejor aliado. Hoy, dos meses después de que naciera Alejandro, puedo decir que acabamos de medio entender cómo funciona esto de la lactancia materna. Pero no bajo la guardia, porque me temo que habrá más!

Las reuniones de la Liga de la leche me han ayudado en estos dos meses a entender que estas cosas son naturales, y que le pasan a muchas madres, por no decir a todas. Pero hay como una especie de tabú con respecto a estos problemas, supongo que porque si a todas nos advirtieran lo que pasa, muchas de nosotras decidiríamos no intentarlo siquiera. Hasta yo he llegado a entender a esas madres que dicen "Yo le dí un mes el pecho y luego lo dejé".

He reflexionado mucho sobre mi experiencia, y he escuchado a mujeres con experiencias parecidas, y creo que si en vez de silenciar las dificultades que tiene dar el pecho al principio, hubiera más personas dispuestas a ayudar e informar a las madres, esas dificultades serían mucho más llevaderas, incluso a veces, lograríamos evitarlas.

La matronas deberían hacer más hincapié y preparar a las madres, los pediatras deberían guardarse la leche artificial para bebés que realmente la necesitan y las madres deberían advertir y enseñar a otras madres. Entonces todo sería mucho más fácil.

No pretendo ponerme flores y decir que yo soy más que otra que se ha rendido al biberón por el dolor, por las grietas, o simplemente, porque se le han agotado las fuerzas para seguir intentándolo. Hoy, más que nunca, las comprendo, porque dar el pecho es un sacrificio enorme y requiere un esfuerzo brutal. A mí, personalmente, me merece la pena, porque se me olvida todo cuando veo a mi niño soltar el pezón completamente saciado, y me doy cuenta que la felicidad es eso.




viernes, 22 de abril de 2016

¿Qué hago yo aquí?

Cuando decides ser mamá no sabes lo que significa realmente esa palabra y todo lo que conlleva. En mi caso retrasé la decisión hasta el final de mis 33 años por lo que yo en aquel momento pensé que era puro egoísmo aunque ahora, pasado el tiempo, creo que más bien fue puro instinto de supervivencia. Siempre he sido una persona muy independiente y me ha gustado tener mi tiempo para mí, para hacer las cosas que me gustan, aprender otras nuevas, etc. Y tengo la suerte de tener una pareja con muchas inquietudes artísticas, como yo, por lo que aunque llevamos juntos ya más de media vida (que se dice pronto) ninguno de los dos tenía prisa por ser padres.

Pero al final todo llega y el gusanillo de la maternidad se instaló para no marcharse. Y decidimos empezar este nuevo camino hace ahora exactamente un año y medio.

En este tiempo he leído mucho sobre maternidad, lactancia, crianza y educación y he encontrado cosas realmente interesantes y que me han ayudado en el principio de esta etapa.

Ahora mismo mi bebito tiene siete semanas, por lo que todo es nuevo y emocionante, a veces frustrante y agotador y sin embargo, maravilloso.

Por ello me gustaría compartir todo eso que he aprendido y que voy a seguir aprendiendo con aquellas mamis y papis a los que le pueda interesar. Quizá algunas de mis  experiencias sirvan de ayuda o quizás no. Yo os aconsejo que toméis de aquí aquello que os resulte interesante y lo que no, pues tal vez le sirva a otro.

En las entradas que publique hablaré sobre mi experiencia con la lactancia materna, la crianza con apego, el colecho. Lo que estoy aprendiendo sobre la alimentación complementaria,  los beneficios del porteo y algunas cosas más.

También habrá un espacio donde os enseñaré los juguetes artesanales que me están encantando o los cuentos y libros que estoy descubriendo. En fin...un poco de todo.

Los comentarios están abiertos para las dudas o el diálogo. Seguro que entre todos descubrimos y aprendemos mucho más.

Bienvenidos.